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Trastornos de la Conducta Alimentaria

Como apunto en mi presentación, realicé mi tesis doctoral sobre los trastornos de la conducta alimentaria. Por eso, quiero aprovechar este post para dar a conocer qué son los trastornos de la conducta alimentaría y compartir con todos vosotros algunos de los artículos que sobre el tema he publicado en revistas de psicología.

Los trastornos de la conducta alimentaria son enfermedades mentales graves que se caracterizan por alteraciones en las pautas de alimentacióny por la percepción alterada de la forma y del peso corporal que presentan las/los pacientes. En las clasificaciones psiquiátricas actuales se diferencian dos trastornos específicos, la anorexia nerviosa y la bulimia nerviosa, junto a otras alteraciones de la conducta alimentaria no especificadas.

Se pueden resumir las características esenciales de la anorexia nerviosa de la siguiente manera: rechazo a mantener un peso corporal mínimo normal, miedo intenso a ganar peso y a convertirse en obeso/a, alteración significativa de la percepción de la forma o tamaño del cuerpo y amenorrea o falta de menstruación en las mujeres. Dependiendo de los métodos que utilice la/el paciente para perder peso, se diferencian dos tipos de anorexia nerviosa: tipo restrictivo (utiliza dietas estrictas, ayunos o ejercicio intenso) y tipo purgativo (recurre regularmente a atracones o purgas, o ambos).

Por otra parte, las características definitorias de la bulimia nerviosa se pueden resumir de la siguiente manera: atracones de comida (entendiendo por atracón el consumo de una cantidad de comida muy superior al que otras personas en la misma situación realizarían, que se realiza en un espacio breve de tiempo) acompañados de una sensación de falta de control por parte del sujeto; métodos compensatorios inapropiados para evitar la ganancia de peso y autoevaluación excesivamente influida por la silueta y el peso corporal. En este caso también, dependiendo del método que utiliza el enfermo para evitar la ganancia de peso tras los atracones, podemos diferenciar dos subtipos de bulimia nerviosa: tipo purgativo (se provoca el vómito y hace un mal uso de laxantes, diuréticos y enemas) y tipo no purgativo (utiliza otras técnicas compensatorias inapropiadas, como ayunar o practicar ejercicio intenso).

La categoría trastorno de la conducta alimentaria no especificada se refiere a aquellos trastornos de la conducta alimentaria que no cumplen los criterios para ningún trastorno de la conducta alimentaria específica. Entre los trastornos de la conducta alimentaria no especificada se encuentran por ejemplo el trastorno por atracón (parecido a la bulimia nerviosa pero sin utilizar métodos compensatorios para evitar la ganancia de peso tras darse un atracón), ciertos tipos de obesidad mórbida o patologías parecidas a la anorexia nerviosa pero en las que la paciente no ha perdido la regla, entre otros.

Tras conocer cuáles son y como se manifiestan los trastornos de la conducta alimentaria, conviene hacer una breve mención a los cuatro niveles en los que aparecen los síntomas clínicos:

  • Síntomas a nivel de la conducta: dietas, restricciones en los alimentos, atracones, vómito, ejercicio físico excesivo, abuso de laxantes o diuréticos, contar las calorías de los alimentos, acumular recetas, conversar frecuentemente sobre temas relacionados con la comida, peso y/o imagen, conductas impulsivas, abandono de actividades sociales, etc.
  • Alteraciones cognitivas o del pensamiento: dedicar mucho tiempo a preocuparse por temas relacionados con la comida, el peso y la silueta corporal, necesidad de ser muy perfeccionista, pensamientos de inferioridad, obsesiones, pensar que la gente habla una/uno mismo, pensamiento supersticioso, creencias erróneas, pensamientos inflexibles, distorsiones cognitivas que suponen que el paciente haga o tenga una valoración particular de la realidad diferente a la de otras personas del entorno, negación de la enfermedad, etc. También presentan dificultades de memoria, dificultades para mantener la atención y hacer asociaciones.
  • Trastornos psicopatológicos: las alteraciones psicológicas más frecuentes pueden resumirse en sintomatología del estado de ánimo (oscilando entre la depresión y la irritación), sintomatología de ansiedad y sintomatología obsesivo compulsiva. Son comunes también los trastornos de personalidad.
  • Alteraciones físicas: En estas/os pacientes se hayan alterados la mayoría de órganos y sistemas del organismo, así podemos encontrar alteraciones cardiovasculares, gastrointestinales, renales, hematológicas, endocrionológicas, musculares, óseas, neurológicas y de la piel.

Si nos detenemos a analizar las causas de los trastornos de la conducta alimentaria, encontraremos que en la aparición de estos trastornos intervienen diversos factores que actúan como predisponentes, precipitantes o mantenedores del trastorno. Los factores que predisponen a tener un trastorno de la conducta alimentaria son aquellos que dificultan el desarrollo de la autonomía e independencia en la adolescencia y pueden ser de tipo individual (edad, sexo, obesidad previa, presencia de un trastorno afectivo, personalidad perfeccionista, introvertida u obsesiva en la anorexia nerviosa y personalidad impulsiva en la bulimia nerviosa, etc.), familiar (tener familiares con trastornos afectivos, abuso de alcohol o sustancias o con un trastorno de la conducta alimentaria, etc.) y/o sociocultural (valores que dan importancia a la estética, publicidad que resalta la belleza o el éxito asociado a la delgadez, ritmo de vida acelerado, etc.). Los factores que precipitan (que hacen que aparezca en un momento dado) un trastorno de la conducta alimentaria son aquellos que impiden a la persona adaptarse a las demandas del medio en el que vive, en un momento evolutivo de cambio. Se pueden incluir dentro de estos factores, los diferentes acontecimientos generadores de estrés que vive la persona (por ejemplo, la rápida trasformación del cuerpo en la pubertad, la necesidad de adquirir nuevos roles en la adolescencia, rivalidad entre compañeros, separación de los padres, contactos sexuales no deseados y precoces). Los factores que hacen que un trastorno de la conducta alimentaria se mantenga tienen que ver con las pautas no adaptativas de afrontamiento del problema. Estos factores mantenedores pueden ser de nuevo individuales (no reconocimiento del trastorno, no tener motivación para cambiar, las propias consecuencia de no alimentarse, etc.), relacionados con el grupo social (aislamiento, interacción familiar centrada exclusivamente en torno a la comida, etc.), y/o relacionados con el sistema de tratamiento (considerar el problema como un problema no médico, cambiar una y otra vez de tratamiento o de profesionales, utilizar técnicas no adecuadas, etc.).

Muchas veces se ha tratado el tema de los trastornos de la conducta alimentaria con frivolidad, considerando a las pacientes (la mayoría son mujeres, 9 de cada 10) que los padecen como adolescentes caprichosas que como consecuencia de la publicidad recibida se han impuesto a sí mismas el único objetivo de ser bonitas. Sin embargo, no hay un planteamiento más lejos de la realidad que ese, ya que como puede concluirse de la exposición previamente realizada los trastornos de la conducta alimentaria son enfermedades graves que afectan, sobre todo, a mujeres en desarrollo y en las que la vida diaria se ve seriamente limitada, debido a que la persona pone a menudo en riesgo su vida.

Por ello, la mejor manera para entender estos trastornos es pensar que las/los pacientes tienen un gran sufrimiento mental y que lo manifiestan a través de su relación con la comida. Todas tienen en común la obsesión que tienen con la comida (viven para comer o no comer) y está característica común, es decir, su síntoma, se convierte en una manera de expresar y gestionar el malestar interno que tienen y que no lo pueden expresar ni vivenciar de otra manera. Es común a todas las pacientes, una baja autoestima (una escasa capacidad de valorarse y de creer en sus capacidades para solucionar problemas) que no les permite hacer frente a los diferentes momentos de cambio y diferentes situaciones de estrés que la vida trae consigo. En esos momentos de cambio, de sufrimiento, hacen como una especie de kit kat emocional, en el que soterran su verdadero malestar y lo desvían al malestar producido por el cuerpo, comenzando a no comer o a darse atracones y querer compensar la ganancia de peso.

Como puede concluirse de lo expuesto anteriormente, los trastornos de la conducta alimentaria son fenómenos complejos que deben comprenderse de una manera global y teniendo en cuenta las dimensiones biológica, psicológica y social/familiar de la persona. Es por ello, por lo que su tratamiento no debe limitarse a analizar y tratar únicamente las pautas desadaptativas con respecto a la comida. Hay que tratar también el sufrimiento latente que presenta la persona. Para ello, el tratamiento debe realizarse paso a paso, de lo más general a lo más específico y de lo más grave a nivel físico (desnutrición, alteraciones orgánicas que ponen en riesgo la vida de la persona) y psíquico (intentos de suicidio) hacia lo menos grave. Todo ello supone que su tratamiento requiera frecuentemente de mucho tiempo en manos de un equipo especializado en que se coordinan diferentes profesionales (médico de atención primaria, psiquiatra, psicólogo, enfermera, trabajadora social, terapeuta ocupacional).

A estas alturas os estaréis preguntando que se puede hacer en caso de conocer a alguien que tenga un trastorno de la conducta alimentaria. Lo primero que hay que conseguir es que vaya al médico y se ponga en tratamiento. Para ello, es más fácil abordar a la persona intentando mostrarle tu preocupación por el sufrimiento (malestar, tristeza, irritabilidad, dificultades de concentración, pocas ganas de salir, etc.) que en ella percibes, que a través del desacuerdo que seguro tendréis entorno a la figura corporal y la alimentación (la persona enferma siempre se va a ver gorda, le va a parecer que come adecuadamente y a ti siempre que está demasiado delgada, que no se alimenta correctamente). Una vez en tratamiento, es importante seguir las pautas de los profesionales por un lado, y por otro, mantener una relación con la persona enferma en la que la enfermedad no sea el centro. Eso se puede lograr reconociendo sus éxitos (la mayoría de las veces ellas/ellos no pueden hacerlo), compartiendo (tiempo, actividades, intereses comunes…) y redirigiendo a la persona hacia la salud (todo aquello que le devuelva a una vida plena).

Artículos publicados:

ECHEBURÚA, E. y MARAÑON, I. (2001). Comorbilidad de las alteraciones de la conducta alimentaria con los trastornos de personalidad. Psicología Conductual, 9, 513-525.

ECHEBURÚA, E., MARAÑON, I. y GRIJALVO, J. (2002). Trastornos de personalidad en pacientes aquejadas de anorexia y bulimia nerviosa: un estudio piloto. Revista de Psicopatología y Psicología Clínica, 7, 95-101.

GRIJALVO, J., INSÚA, P., MARAÑON, I., IRUÍN, A. y APARICIO, M.A. (2003). Osakidetzako elikadura-jokabidearen nahasteen tratamendurako berariazko programan tratamenduan dauden pazienteen nortasun-ezaugarriak. Uztaro, 45, 91-100.

MARAÑON, I., ECHEBURÚA, E. y GRIJALVO, J. (2004). Prevalence of personality disorders in patients with eating disorders: a pilot study using the IPDE. European Eating Disorders Review, 12, 217-222.

GRIJALVO, J., INSÚA, P., MARAÑON, I., IRUÍN, A. (2004). Guía para atención primaria: tratamiento y manejo de los trastornos de la conducta alimentaria. Donostia. Osakidetza/Servicio Vasco de Salud.

MARAÑON, I., ECHEBURÚA, E. y GRIJALVO, J. (2007).Are there more personality disorders in treatment-seeking patients with eating disorders than in other kind of psychiatric patients? A two control groups comparative study using the IPDE.International Journal of Clinical and Health Psychology, 7, 283-293.

MARAÑON, I., ECHEBURÚA, E. y GRIJALVO, J. (2007). Do the IPDE and the MCMI-II asses the same personality disorders in patients with eating disorders? International Journal of Clinical and Health Psychology, 7, 587-594.

Iruzkina egin

kaptxa

Bai, ezagutzen dut datu erabilpen politika.

Izuli