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No hay mejor momento para ser feliz que ahora mismo

Realmente pienso que el mejor momento para ser feliz es ahora mismo. Por un lado, es lo único que tenemos, el pasado ya pasó y el futuro todavía no ha llegado. Por otro lado, creo que la dificultad está en que pensamos que para ser feliz la situación y las condiciones que nos rodean tienen que ser las ideales o perfectas y eso no ocurre a menudo.

Ahora, parece ser la crisis económica, que nos afecta a todos en mayor o menor medida, la que no nos deja ser felices, pero cuántas veces, sin necesidad de una crisis global, hemos pensado cosas del estilo a cuando termine de estudiar seré feliz, una vez alcanzado dicho objetivo, cuando tenga pareja seré feliz, más tarde, cuando tengamos piso y podamos vivir juntos, luego cuando tengamos niños, cuando los hijos sean independientes, cuando me jubile… Parece una carrera hacia lo inalcanzable, sin pararnos a saborear cada logro, cada éxito, sin disfrutar del camino, del día a día.

En este sentido creo que hay varias cosas que podemos hacer para ser felices:

La primera de ellas es tratar de buscar aquellos momentos que en nuestro quehacer diario nos satisfacen. Aunque hayamos tenido un día horrible por haber tenido un conflicto en el trabajo o con los hijos o con algún amigo, por estar en paro…podemos pararnos a pensar en qué ha merecido la pena hoy. Y las respuestas pueden ser variadas y amplias, como un desayuno en buena compañía, una conversación agradable en la que me he sentido escuchado, o el día tan bonito que hace que me ha permitido dar un paseo al aire libre. A menudo no pensamos en estas cosas, están ahí y las damos por supuestas. En mi experiencia, cuando las personas hacen un trabajo diario en este sentido, cambia radicalmente su manera de pensar sobre su vida. El pensar cosas agradables nos hace sentirnos bien y eso a su vez nos hace percibir de otra manera lo que nos rodea, convirtiéndose en un círculo vicioso positivo.

La segunda sería entender las crisis (económica, personal, matrimonial, laboral) como oportunidades. Si entendemos la crisis como un periodo de cambio, estaremos asumiendo que como todo cambio conlleva consigo un periodo de adaptación, no exento de sufrimiento y en el que tenemos que desechar viejas conductas, costumbres, actitudes, para adquirir otras nuevas que nos resulten más gratificantes y ventajosas para lograr nuestros objetivos.

La tercera y última tiene que ver con conocer los valores propios y honrarlos cada día. Cuando hablo de valores me refiero a las cosas que son realmente importantes para uno.

Iruzkina egin

kaptxa

Bai, ezagutzen dut datu erabilpen politika.

Izuli