Aukerak

Llegan las navidades y en la calle se escuchan diferentes versiones de lo que éstas suponen para las personas. Por un lado, están las personas entusiastas a las que les encantan y, por otro, las que las aborrecen. No voy a detenerme en analizar el por qué de estas posturas tan encontradas, ya que desde mi experiencia como psicóloga y coach, al analizarlo nos centramos en el pasado y éste no se puede cambiar. Si en lugar de ello entendemos que se trata de la elección que hacemos, nos situamos en un punto de vista más enriquecedor: podemos decidir cambiar de punto de vista (o seguir manteniendo el que en su día adoptamos) cuando queremos. En realidad es esto lo que continuamente hacemos, sin darnos cuenta que es en estos momentos de decisión cuando configuramos nuestro destino.

Sabiendo que la postura que tomamos en torno a las navidades (o cualquier otro aspecto importante de nuestra vida) es una cuestión de elección ¿que podemos hacer para tomar una postura que nos permita disfrutar más de ellas?

Para empezar es necesario ser consciente de cuál es nuestra perspectiva (punto de vista) sobre las navidades: ¿cómo son las navidades para ti?, ¿cómo las vives?. Es importante reflexionar sobre ello, pero seguro que no te cuesta mucho esfuerzo ya que año a año es similar para ti.

Una vez tenemos clara nuestra perspectiva actual sobre las navidades, tenemos que analizar desde que otros puntos de vista podemos mirar la misma realidad y qué supone cada uno de estos nuevos puntos de vista para nosotros. Por ejemplo, ¿qué pasaría si vieras las navidades como si fueses un niño? Imagínate que eres un niño de hoy en día y son navidades, ¿Cómo te sientes?, ¿qué es lo que te gusta?, ¿de qué disfrutas?, ¿qué cosas haces?, ¿qué es lo que no te gusta?, ¿qué es diferente de tu punto de vista actual?; y si te pusieras en el punto de vista del Olentzero (imagínate a ti mismo vestido de carbonero y bajando del monte para llevar miles de regalos a niños y mayores) ¿cuál sería la respuesta a las preguntas anteriores?; y ¿si fueras una persona a la que le encantan las navidades? O ¿una persona que las odia?, ¿Qué otros puntos de vista te apetece analizar?

Una vez hemos analizado 4, 5, 6 o más puntos de vista, elegimos aquel que queremos hacer nuestro y comenzamos a considerar desde este punto de vista qué haríamos y que no haríamos. Se trata únicamente de desarrollar una lista para poder saber desde esa perspectiva a qué cosas estamos diciendo SI y cuáles estamos rechazando. Yo, por ejemplo, para estas navidades decido tomar la perspectiva del niño; desde esa perspectiva se me ocurre que mi lista va a ser: portarme bien hasta el día 24; vestirme de caserita y salir a cantar con el Olentzero, limpiar mis zapatos y ponerlos para que me traiga regalos, dejarle turrón para que pueda comer algo cuando le toque el turno de venir a mi casa, despertarme temprano e ir a abrir mis regalos….). Evidentemente todo eso es algo que como adulto no voy a hacer pero me sirve para saber que estas navidades voy a decir SI a la ilusión, a compartir con la familia y a disfrutar de los días de fiesta. Al mismo tiempo, voy a decir NO al hastío, a la tristeza, a lamentarme porque hay cosas que no puedo conseguir y a acordarme sólo de los que faltan.

Conociendo nuestros SI (en mi caso ilusión, familia y disfrutar) y nuestros NO (hastío, tristeza, lamentarme, echar de menos) y partiendo siempre de ellos podemos considerar que es lo que ello supone y que acciones vamos a emprender para conseguirlo (yo, Izaskun Marañon, prepararé la cena del 24 con cariño e invitaré a las personas que quiero para que la compartan conmigo). Sólo falta ponerlas en marcha para vivir las navidades de tu vida.

¿Te animas a dedicarle un tiempo a tus navidades o a otro aspecto de tu vida cuya perspectiva actual no te satisfaga?

ZORIONAK ETA EGUBERRI ON